Siempre hemos colocado a Manuela Eugenia como modelo de virtudes, pero hasta el más santo y paciente tiene un momento de desesperación. En esta imagen que nos hace llegar un impenitente paparazzi, nuestra estrella, harta de que no respeten ni la merienda hace una seña poco usual en una figura de su elegancia. Creemos que este exceso es justamente la excepción que confirma la regla, el desliz que puede tener hasta la más veterana y resabiada mujer de la vida pública.
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1 comentario:
ay Agustin tu si eres comico! seguire este blog como toda una fanatica hasta poder conocerla en persona. besitos a los tres y muchas felicidades.
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